sábado, 20 de septiembre de 2008

Ocebreiro el revienta-bicigrinos

Cuando se despierta después de haber arrastrado 10kg durante 118km en tu bici tienes el cuerpo dolorido, pero el culo lo tienes como si te hubieras caído sobre el mármol 20 veces... eso fue lo que a las 6:30 de la mañana nos dolía con más intensidad cuando nos dirigíamos a hacer una etapa con un puerto de montaña en cuya cumbre está un pueblo llamado Ocebreiro.


Salimos de Ponferrada y atravesamos un mar de viñas, viñas que guardaban en su seno unos racimos morados y brillantes, tan bonitos como grandes pendientes que adornan cada una de las damas, todas colocadas en grandes filas, se asemeja a un gran baile que llena todas las colinas por las que pasamos.

Pasamos por pequeños pueblos en los que sellamos nuestras credenciales de auténticos bicigrinos, los sellos los marcamos con mucha ilusión porque significa un pequeño paso más hacia nuestro destino.

Tras pasar por debajo de los pilares de la autopista, que desentona de nuestra marcha por esos parajes como si de algo de ciencia ficción se tratara, llegamos a la base del puerto y leemos "la Faba", indiscutiblemente empezábamos a subir. Un desnivel del 10% nos recibe, pero como con fuerzas renovadas e ingenuos de lo que había detrás escalamos con nuestros caballos de acero, pasamos una curva y otro desnivel, otra curva y otro desnivel .. y así sucesivamente, fue como una pesadilla, las curvas con desnivel se sucedían interminables, la serpiente gris de la carretera se nos perdía detrás de cada colina cada vez más alta... '¿paramos?(dice Cocogrino)' Delasgrino como si se tratara de una orden la acata inmediatamente y frena resoplando intentando encontrar ese aire que le falta. Sin decir nada, y mirándose perplejos no podían creerse el esfuerzo titánico que estaban haciendo.

Oyen algo, cuando giran la cabeza hacia la cumbre ven como dos monstruos que emiten chasquidos se mueven torpes, se acercan, una visión se hace general y podemos ver que echan humo a la vez que avanzan. Con nuestras pocas fuerzas nos frotamos varias veces los ojos llorosos y al fin podemos adivinar que no se trata de ninguna bestia quijotesca sino de las máquinas que se usan para asfaltar la carretera. A sólo unos metros de nosotros brilla el color negro azabache de las piedras unidas a la brea caliente que escupe la máquina de asfaltar, detrás de ella la apisonadora que aplasta ese amasijo emitiendo un chasquido ensordecedor según se aproxima. No dábamos crédito a lo que estamos viendo.... 'y ahora que!!! por donde vamos'... , la duda tonta de pensar que tenemos que bajar un sólo metro nos hace reír entre los tres mirando al cielo como si de un castigo divino se tratara, ante los ojos perplejos de los operarios de la diputación que no saben que nos pasa y se miran levantando los hombros y con las caras sonrientes contagiados por el estupor general.

Seguimos ruta después de que nos comentaran que se podía pisar (doy gracias al cielo) y pateamos ese asfalto recién echado con sumo cuidado ya que se pegaba bastante a nuestras zapatillas de bicigrino. Avanzamos 300metros y otro pequeño esfuerzo... por fin ya se adivina la cumbre....'y esta es de verdad'. O'cebreiro que caro te vendes!!! puñetero!!! Ya estamos en la cumbre, todo se divisa a nuestros pies brillante, estamos en la cumbre, dejamos caer los brazos sin fuerza y contemplamos mientras nos echamos agua en la cara que hace brillar todo más, elevamos los brazos al cielo con un gesto de “lo hemos logrado” y ... Llamagrino nos hace salir del éxtasis con ... !venga vamos! que todavía nos queda un cacho...!


Que buena comida nos dimos en Ocebreiro. Allí coincidimos con más bicigrinos venidos de todos los caminos que confluían allí, contábamos cada uno sus anécdotas, de donde procedían, el porqué de meterse en esta aventura ... un pequeño descanso y seguimos ruta.
Tras la gran bajada nos alojamos en un pequeño pueblo 'Triacastela' donde dimos buena cuenta de nuestro cansancio. El día siguiente contemplaríamos el diluvio....

No hay comentarios: